domingo, 8 de noviembre de 2015

MI ADAPTACIÓN DE ``TODA CLASE DE PIELES´´:


La historia, titulada Toda Clase de Pieles, cuenta la vida de una princesa que se enamora de un príncipe y hace todo lo posible para conquistarlo y ser feliz. 

Érase una vez, hace muchos años, en un país lejano, una princesa de cabellos de oro, llamada Prenda, hija de unos reyes que se llamaban Doña Flor y Don Rodrigo. 
Cuando Prenda nace, su madre, la reina, tiene una enfermedad muy grave debido al postparto. Su marido, Don Rodrigo hace todo lo posible por sanarla. Pero Doña Flor cada vez se encontraba peor, le salían más hemorragias e iba perdiendo fuerzas para gobernar.  Llego un momento en el que ya no podía ni hablar y falleció. 

Su marido se quedó desorientado, pues no había rumbo en su vida y esta carecía de sentido. No podía atender a su hija debido a la gran tristeza que lo poseía. Un día, encontró una nota en un cajón, en la habitación donde había dormido con su mujer durante tanto tiempo. Estaba firmada por su mujer y ésta en su momento, le escribe lo siguiente:

Amor mío:

En mi lecho de muerte, te escribo aunque seguramente leerás esta nota cuando yo ya no esté aquí contigo.  Querría que me prometieras dos cosas que quiero que hagas una vez que yo me muera. Una de ellas es que cuides a tu hija y no te deprimas ya que yo siempre estaré acompañándote. Y la otra es que te enamores de aquella persona que más feliz te haga. Siempre te querré, recuerda. Flor.

Don Rodrigo,  perplejo,  decidió cambiar en los días siguientes su actitud, trabajó más por el bien del reino y por el bien de su hija, lo más bello del mundo. Pero le faltaba una mujer que le convenciera para sustituir a su gran querida esposa. Organizaba fiestas y bailes pero no encontraba ninguna a su estilo.
Pasaron los años y Prenda creció acompañada, si no era por el rey, por sus súbditos que la querían mucho. Tenía 15 años y la corte le animaba a encontrar a una persona con la que compartir su vida, ya que su padre no iba a estar con ella para toda la vida. Ella entendía a lo que se referían, necesitaba un príncipe. 

El rey llamó al príncipe Don Eusebio, de un reino cercano al suyo.  Se lo presentó a su hija, un día que el príncipe vino a comer. Cuando se conocieron, a Doña Prenda no le convencía lo suficiente. No tenían cosas en común, ni afinidad pues a ella le gustaba la música y el arte y el príncipe era seco y tenía otros gustos.  Prefería elegir por ella misma. Pero la tradición le impedía casarse a menos que su padre eligiera por ella. 

El rey estaba convencido de que ambos se casarían. A la mañana siguiente, tras una cena larga y de mucha charla y tras descansar, incluido el Príncipe Don Eusebio, que aquella noche fue invitado a Palacio, con una habitación que el rey le cedió; Prenda fue a despertar a su padre.  Le mintió diciendo que claro que querría casarse con aquel príncipe. Pero necesitaba un regalo de boda, es decir, tres vestidos de sus tres elementos preferidos: La estrella, la luna y el diamante. Y un abrigo de toda clase de pieles, pues no tenía ninguno y para no enfermar por el frío del invierno. Además San Valentín se acercaba y no le parecía bien no recibir nada de su posible amado.

Su padre quería que su hija se casara pues necesitaba un nieto varón heredero al trono. Le dijo al Príncipe Eusebio que le regalara a la princesa tres vestidos.  Y Don Eusebio pidió ayuda a unos  sastres.

Aquella noche Prenda estaba desesperada. Por la noche, cuando se durmió, soñó que huía del castillo y se enfadaba con su padre. Más o menos era eso lo que le estaba pasando.

A la mañana siguiente Prenda se dio cuenta de que era un sueño lo que había vivido. 


Se acordó de que en el tercer piso había un desván. Fue hasta él. Alli vio un abrigo de toda clase de pieles de animales. Había una etiqueta y leyó  una frase que parecía ser de su padre. Ponía: Para Prenda, que en el día de su casamiento pasará a ser una mujer hecha y derecha. -¡Me protegería del frío!..., pensó.

Sin pensarlo, preparó un atillo, con los vestidos,  tres reliquias que le había regalado su padre por su cumpleaños y que para ella eran amuletos de la suerte, el abrigo de toda clase de pieles y por la noche, cuando todos dormían, Prenda huyó de Palacio.

Fuera de Palacio había un bosque inmenso y al ser por la noche Prenda no sabía a dónde iba. Varias veces tropezó con unas rocas. Entrada la madrugada decidió reposar en un árbol puesto que estaba muy fatigada.

Al amanecer dos  perros enormes y blancos la olfateaban y las heridas se les había cicatrizado. Los perros salieron corriendo y la princesa fue tras ellos. Corría algunas veces y andaba otras por aquel bosque y así estuvo tres días, persiguiendo a aquellos dos enormes perros y siguiendo sus ritmos.

Temía incluso a veces que los perros la llevaran al encuentro con su padre. Pero no fue así.  Al cabo de tres días había salido del bosque y se encontraba frente a un enorme palacio muchos más alto y espacioso del que venía. Los perros atravesaron la puerta de entrada del palacio, pero ella no pudo alcanzarlos y entrar con ellos. 

Estaba frente al palacio sucia, con el abrigo de pieles, su pelo rubio y su belleza estaban muy camuflados por la capucha. Una humilde señora, con delantal, morena, de pelo rizado y esbelta, que pasaba por allí, paseando,  la recibió amablemente con una humilde sonrisa:
-Hola
-Hola, le dijo Prenda.
-¿Qué hace una mendiga a estas horas de la mañana, en esta zona de ricos y sin ningún lugar a donde ir?
-Prenda, siguiéndola la corriente la dijo: Me abandonaron.
-Ya. ¿Y cómo te llamas?
-mm no lo se
-¿No lo sabes? ¿No te acuerdas o no lo sabes?
-No lo se. Mintió.

-No se ve una mendiga todos los días por aquí. Escucha…¿tienes hambre?

-Si dijo.

-Pasa, si quieres te preparé un caldo. Soy Lucrecia, la cocinera de este palacio.

Prenda, emocionada, entró quizás con un poco de incertidumbre al principio; puesto que era un lugar que no conocía. Pero necesitaba saber quién era y no se lo pensó. Allí podría rehacer su vida.

-¡Me encantaría!-dijo. Y entró con aquella señora.

Era una cocina muy grande. Lucrecia intentó quitarla el abrigo, le convenció de que se pusiera cómoda. Y Prenda se negó a quitarse su abrigo de toda clase de pieles. ¡Escóndete! la gritó. 
Era un muchacho de mediana estatura que entraba en la cocina. Desde un armario escondida Doña Prenda observó por la rendija a aquel hombre. Y cuando Lucrecia le llamó majestad se dio cuenta de que era un príncipe. Pero no un príncipe cualquiera. Era uno apuesto, parecía entregado y muy atractivo. 

¡Nooo!. El príncipe abrió la puerta del armario y la vio. Bueno a una mendiga.
-¡Es educada, majestad!. Le explicó Lucrecia. Sólo la hice un caldo.
Necesitaría una ayuda en la cocina. 
-Si es de grata ayuda, se puede quedar, dijo el príncipe.

Aquella chica mendiga fue contratada. No sabía cocinar, pero se ganó el cariño de Doña Lucrecia de inmediato. El príncipe la tuvo vigilada puesto que no sabría su reacción. Se llamaba Cándido. Tras un par de días, quisieron que se quedara definitivamente y se ganó el cariño de la corte.

Fueron pasando los días. Doña Prenda cada vez cocinaba mejor. Para Lucrecia llego a ser como una hija.  Pero Doña Prenda nunca se quitaba su abrigo de toda clase de pieles. Aunque paso a ser de una mendiga a una simple criada de palacio. Y la empezaron a llamar toda clase de pieles. 

Paso casi un año. Era casi verano y de madrugada toda clase de pieles vio desde su ventana un lago. Cada noche veía al príncipe darse un paseo por el lago. Ella quería darse a conocer ante él. Un día estaba muy acalorada.  La corte dormía. Se quito su abrigo de toda clase de pieles y se fue a remojarse con ropa sencilla. 

El príncipe la vio y la saludó. Se presentaron y ella le dijo que se llamaba Prenda. El príncipe se enamoró de ella.

-Te invitó a cenar a palacio. Le dijo. 
-Claro.
-Vente mañana…

Cándido, el príncipe se retiró después de hablar un rato
Prenda trabajaba desde por la mañana hasta que se acostaba el príncipe en la cocina. Siempre con el abrigo de pieles. 

El día que había quedado con el príncipe le dijo a Lucrecia:

-Señora, me encuentro un poco mal. Me duele bastante el estómago. Quiero acostarme pronto esta noche. ¿Me dejarías librar esta noche?

-Mmm no lo veo oportuno…el príncipe tiene una de sus cenas especiales esta noche; de todas formas, es la primera vez que libras así que de acuerdo. 

Y Prenda se puso hermosa antes de la cena. Actúo de manera que salió fuera de palacio super elegante, con su pelo rubio peinado y el vestido que le habían regalado  tan dorado como el sol. Toco a la puerta y el príncipe la recibió. 

Cenaron y el príncipe la invitó a bailar. Prenda sabía  bailar muy bien, como Cándido. Bailaron con música ambiente que él puso en ese salón. Terminó la noche y decidieron verse una noche más en el lago donde se habían conocido. Al príncipe le gustaba pasear por la noche. 

-Lucrecia, he trabajado hoy más de la cuenta. Me gustaría darme una vuelta pues ayer estaba muy enferma y apenas pude salir. ¿Me dejarías?.
-Bueno…pero sólo esta noche.

Y se puso el vestido tan plateado como la luna. El príncipe cada vez se estaba enamorando más de ella. Se besaron. Se sentaron a la luna llena. 

Después de esa noche ya no volvieron a verse y el príncipe añoraba encontrarla y no sabía cómo. Había preguntado pero nadie la conocía

Un día, estando en el palacio, oyó  cantar a alguien. ¿De dónde vendría el sonido?. ¡Si era la misma voz de su amada Prenda, No puede ser!, pensó. 

Prenda trabajaba sin parar en la cocina con Lucrecia.

-Por favor, si son tan amables, prepárenme una buena cena. Les dijo el príncipe. Estaba muy nervioso y el sueño le había distraído todo el día. 

Prenda, mientras preparaba con Lucrecia la cena aquella noche, dejó caer las tres reliquias en el plato principal del príncipe, un estofado, que era su cena preferida.

Cuando el príncipe Cándido bajó a cenar se dio cuenta de las tres reliquias y se extrañó. ¿De quién serían?. Fue a preguntar a Lucrecia y ésta le dijo que no eran de ella. 

La noche siguiente, el príncipe pidió un caldo. Prenda, como siempre, camuflada, llegó a su alcoba con el caldo. 

-¡Pasa, le dijo Cándido!. Quédate un momento mientras me tomo el caldo.
Cuando termino de tomarse el caldo, cogió el  anillo, que era una de las reliquias que tenía. En ese momento se dio cuenta de que ese anillo tenía un sello real, el mismo sello que tenían los colgantes de la virgen y de la rueca de hilar. Cogió el anillo, le pregunto a Prenda si era suyo.

Ella se quedó callada. Él cogió su mano y vio que le encajaba perfectamente. 

Cándido le quitó el abrigo de toda clase de pieles. Debajo llevaba puesto el vestido tan brillante como las estrellas. Le arregló el pelo y se dio cuenta de que era ella, su princesa, su amada.

-¿Quiéres casarte conmigo?. No me importa quien seas ni de donde vengas, simplemente me he enamorado de ti- Dijo el príncipe al verla.

Ella afirmó. 
-Os esperan los dos reinos en tu palacio Prenda, le dijo Lucrecia, que corría emocionada después de haber escuchado toda la conversación en la puerta de la alcoba de Cándido. -Ya están todos avisados. Subid a los caballos, que ya vienen de camino y mañana estaréis listos para la ceremonia en la que tendréis que afirmar compromiso. 

Y Doña Prenda y Don Cándido vivieron felices y comieron perdices.


Tras haber hecho esta adaptación…

La considero apropiada para niños de 10 años, del tercer ciclo de Educación Primaria. En esta edad se encuentran en un momento evolutivo que corresponde con la etapa de las operaciones concretas. Se acercan al de las operaciones formales. Cuando se hablan de operaciones concretas se refiere a las operaciones lógicas (no abstractas) usadas para la resolución de problemas. El niño es capaz de usar los símbolos de un modo lógico. Además disminuyen su egocentrismo.
En esta etapa hacen un razonamiento inductivo y deductivo. El inductivo se caracterizará por sacar conclusiones a partir de miembros particulares de una clase de personas, animales, objetos, sucesos; como un todo. El deductivo se refiere a una base general aplicada a todos los miembros. Estos dos tipos de razonamiento se pueden aplicar a mi adaptación por el conjunto de acciones que tiene, ya que les puede costar menos trabajo hacer razonamientos comparados con niños más pequeños, que les puede costar más entenderlo.

Los cambios que he realizado acordes con la edad son:

-He puesto un nombre a cada personaje, adecuado para la edad.
-La madre le escribe una carta al rey cuando ella fallece. No se lo dice en boca, como en la otra adaptación.
-He añadido al príncipe Don Eusebio, como personaje externos y hacer la historia un poco más larga. Prenda se las ingenia para aprovechar el tiempo que le está preparando los vestidos y huir de Palacio.
-En esta adaptación Prenda  encuentra el abrigo de toda clase de pieles. Resulta que es un regalo, posiblemente del rey. La imaginación es importante, ya que al relatarse de manera oral, los niños pueden imaginarse cómo puede ser un abrigo de pieles…
-En vez de ser el príncipe quien  encuentra a Prenda en el bosque, es ella quien se deja guiar por dos perros que la llevan hacia el palacio. En palacio la encuentra Lucrecia, la cocinera: En esta edad, les gusta la ficción y los personajes que sean animales. La huida la relaciono con esta edad ya que durante la edad de los diez años los niños empiezan a tomar conciencia de que están dejando de ser niños. Empiezan a ser más autónomos y separarse del grupo familiar
-El príncipe no conoce a una princesa en un baile para elegir pareja, sino en un lago. Luego, la invita a una cena, ellos dos solos.  La aventura y el amor, son temas que les interesa, especialmente a las chicas y se pueden acercar a los personajes a través de ellos. 
-Las tres reliquias  las deja caer en un estofado. Además son tres reliquias que se las regala su padre por su cumpleaños. El príncipe pide un caldo una vez, no tres veces como en la otra adaptación. Asi hago la historia más amena.
-Al final irían los dos enamorados a afirmar compromiso. He querido incorporar ésto a la historia ya que los niños, a esa edad, pueden imaginarse qué puede pasar después o producir en ellos intriga.

En la adaptación escuchada, el rey le pide matrimonio a una hija. He suprimido esa acción ya que me parecía no acorde a la edad a la que va dirigida el cuento. 

Aparecen muchas descripciones, adecuado para esa edad. Por eso en mi adaptación persiste el tema del amor y he introducido animales como son los perros.

 Tienen más relación con sus pares. 
A través de esta historia podemos preguntarles a los niños si alguna vez han estado enamorados. 

Tras estas características que demuestran la edad a la que he dirigido este cuento folclórico, creo que, desde el punto de vista personal, este trabajo me ha ayudado a mi también a desarrollar mi imaginación. Creo que quedaría muy apropiado para los niños el filmar una película de toda clase de pieles.

Me leí el cuento de piel de asno de Charles Perrault y escuché el cuento de toda clase de pieles cuando se contó en clase. Me di cuenta de que todo se enlazaba en la misma línea: Una princesa que tiene un problema, huye y termina con un final feliz. 
El entretenimiento, la intriga y la magia en general del cuento  produce en el receptor, ya sean niños o adultos, ese deseo de querer ser príncipes o princesas. 



Bibiliografía:


Centro de Orientación de Lectura, MEC (1990). Características de los cuentos según la edad y etapa del desarrollo lector.

Cubells Francisco. Evolución de los intereses del niño en relación con la literatura.

Sebastián Méndez Errico. Características de un niño de diez u once años. Consultado  20/10/2015. Página web disponible en http://www.innatia.com/s/c-el-desarrollo-infantil/a-caracteristicas-ninos-10.html

Francisca Madariaga Subiabre (2013). Etapas del desarrollo cognitiva según Piaget. Consultado 24/10/2015. Página era disponible en http://es.slideshare.net/kiiikkaa/operaciones-concretas-piaget-28761707

1 comentario:

  1. Toda la primera parte está perfecta, Fer pero, una vez que Perla está en el castillo del príncipe, tiene que ser ella quien enamore al príncipe jugando son su doble identidad. Y aquí él se enamora de ella y la invita a cenar.... mejor que se intrigue, no que se enamore de golpe ¿cómo es que hay una joven elegante y delicada en el castillo y él no la conoce? ... se hará preguntas que ella deberá no contestar para ir enamorándolo poco a poco.
    Dices que has leído Piel de Asno... Ten en cuenta que Piel de Asno y Toda clase de pieles parten posiblemente del mismo relato, hay un siglo y pico de diferencia entre ellos y un montón de kilómetros. No son el mismo cuento y uno no es adaptación de otro. Solo son dos manifestaciones de un macro-motivo: la princesa que se esconde bajo pieles de animales.
    Una adaptación debe modificar sola y exclusivamente lo que exija, en este caso, la edad de los receptores.
    Por otra parte, no se trata de que primero adaptes y luego digas para qué edad te ha salido la adaptación... es justo al revés. Cuando seas tutor de 4º adaptarás para tus alumnos de 4º y si eres tutor de 1º, lo harás para 1º.

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